Acá encontrarás:

martes, 6 de septiembre de 2016

Adaptarse... o la inteligencia desde el no-control


(Borrador de algún mes del año 2014. Merece que salga a la luz, aunque incompleto, es importante para mí).

Los 10 primeros días de abril de este año fueron especialmente peculiares para mí. No porque fuesen los 10 días previos a mi cumpleaños (además), sino porque este 2014 decidí abrir la caja de pandora, sumergiéndome en una experiencia espiritualmente muy removedora, y reveladora: mi primer Vipassana.

Vipassana es una técnica de meditación particular, enseñada por el Buda para poder llegar al estado de Iluminación o Nirvana, mediante el aprendizaje de la Impermanencia y la Ecuanimidad, ambas entrenadas en la conexión y consciencia de nuestro cuerpo, especialmente nuestra respiración y nuestras variopintas sensaciones corporales. Cada sensación percibida en estado de meditación profunda, correspondería a un Samskara, es decir, una especie de "impresión" o "huella", formada por una respuesta inconsiente a un estímulo, agradable o desagradable. Esto es, nuestra respuesta, de apego o aversión, frente a cualquier evento del mundo físico o psicológico- relacional, "graba" una huella que debe ser removida, "limpiada", a través de la observación ecuánime de ésta; un activo no-hacer, que, al concretarse en una limpieza de todo samskara de aversión o apego, nos lleva al estado de Consciencia Iluminada. Esto, siempre y cuando sepamos vivir sin generar nuevos samskaras en el devenir de los días. Pueden pasar varias vidas, miles de ellas, antes de lograr esta ecuanimidad perfecta. No obstante esto, el ejercicio de meditar y vivenciar la ecuanimidad frente a las sensaciones corporales, es lejos, una experiencia única, y quizás la menos descriptible para mí, de las experiencias que he tenido en la vida. (Cabe destacar que todo lo anterior lo describo desde mi humilde bagaje, sin desear precisar una filosofía budista ni mucho menos).

Detengo mi escritura un rato... contactarme con lo que quiero expresar aún me es difícil, pese a los meses transcurridos, los libros leídos, las preguntas efectuadas, la crisis desatada.





¿Para qué escribir....?

Para Purgaar
Para Sanar
Para Aprender
Para Recordar
Para Trascender
Para volver sin vergûenza a lo obvio
Y salir de ahí con fluidez.
Para detener el tiempo o apurarlo, o aceptarlo tal cual es.
Para exorcizar y para amar,
y para vover a conectarme,
y desconectar la mente.

Porque es la forma en que fluyo,
en que me encuentro con mayor pasión.

Es lo que terminaré haciendo,
y es lo que me da siempre nuevos inicios.

Y es algo que nunca, nunca se me ha olvidado.